Querida Any:
Otra de las desventajas que tiene ser gorda, aparte de que en la playa te confundan con una morsa y evacuen a todo el mundo por temor a que seas agresiva, es que te toca tener los peores trabajos. Claro está que la assistant del director financiero ha de ser delgada, guapa y rubia, y las gordas como yo nos tenemos que conformar con los puestos de administrativas/archivadoras a la sombra. Ni que decir tiene que estos puestos de gorda tienen además los peores horarios. Por ejemplo, ayer me perdí una fiesta que daban unas amigas, a lo Isabel Preysler, porque esta mañana tenía que estar bien temprano en la oficina para arreglar algo por lo que, por supuesto, la assistant delgada y rubia no se va a levantar un sábado a las seis de la mañana. Cuando iba hacia la oficina en el autobús, lleno de rumanas que irían a limpiar las casas de sus señoras, en La Moraleja, lo decidí. Necesito un empleo digno. Y ahora que estoy en 81 kilos y medio, me veo capaz de conseguirlo. Quizás tenga que perder aún 3 kilos para llegar a mi peso ideal, pero ¿cuántos kilos me separan de mi trabajo ideal? Cruza los dedos, Any, que voy a por ello. Y cuando por fin tenga vida social, tú y yo nos reencontraremos, querida, y nos alabaremos el tipo la una a la otra.
Hasta entonces, muchos besos de gorda
Mia
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Otra de las desventajas que tiene ser gorda, aparte de que en la playa te confundan con una morsa y evacuen a todo el mundo por temor a que seas agresiva, es que te toca tener los peores trabajos. Claro está que la assistant del director financiero ha de ser delgada, guapa y rubia, y las gordas como yo nos tenemos que conformar con los puestos de administrativas/archivadoras a la sombra. Ni que decir tiene que estos puestos de gorda tienen además los peores horarios. Por ejemplo, ayer me perdí una fiesta que daban unas amigas, a lo Isabel Preysler, porque esta mañana tenía que estar bien temprano en la oficina para arreglar algo por lo que, por supuesto, la assistant delgada y rubia no se va a levantar un sábado a las seis de la mañana. Cuando iba hacia la oficina en el autobús, lleno de rumanas que irían a limpiar las casas de sus señoras, en La Moraleja, lo decidí. Necesito un empleo digno. Y ahora que estoy en 81 kilos y medio, me veo capaz de conseguirlo. Quizás tenga que perder aún 3 kilos para llegar a mi peso ideal, pero ¿cuántos kilos me separan de mi trabajo ideal? Cruza los dedos, Any, que voy a por ello. Y cuando por fin tenga vida social, tú y yo nos reencontraremos, querida, y nos alabaremos el tipo la una a la otra.
Hasta entonces, muchos besos de gorda
Mia