Así soy, aquí estoy

Querida Any, querida Mia...

Ante todo, daros las gracias por dejarme participar en este proyecto y compartir con todas vuestras lectoras mi proceso de adelgazamiento y mi largo, duro e intenso camino hacia el cuerpo perfecto. Como bien sabeis, hace unas semanas decidí que no quería seguir siendo una foca fea y desde el pasado lunes 14 de septiembre estoy a dieta. Tengo la costumbre de pesarme cada cuatro semanas, así que hasta el próximo lunes no me tocará subirme a la báscula. Espero pues por mi bien y por mi salud mental que haya perdido algo de peso, mejor más que menos, pero algo al fin y al cabo. De lo contrario caeré en una profunda depresión, y por todas es sabido que yo las depresiones las afronto con litros de helado Haggen Datz de vainilla con cookies, chocolate, regaliz, patatas fritas y otras chucherías, algo que no resulta muy conveniente para mi dieta, evidentemente.

Aún así, estoy llevando la dieta bien y sin demasiado esfuerzo. Los primeros días tenía tanta hambre que de buenas ganas me comería incluso los calzoncillos del H&M, como una que yo me sé, pero ahora mi cuerpo se ha acostumbrado y lo llevo perfectamente. Así te lo dije el sábado Mia, cuando me acompañaste a vomitar al baño de un céntrico bar de Madrid que estaba hasta arriba de gente gorda y fea. Tu me dijiste que una donde primero se lo notaba era en la ropa, así que supongo que algo sí que habré adelgazado. Mis vestidos pitucos de diseñadores italianos me quedan más anchitos que hace un mes, y eso me llena de orgullo y satisfacción.

A pesar de estar haciendo régimen, bien es cierto que algún fin de semana me lo he saltado. Hace dos sábados, por ejemplo, fuimos Mia y yo al cine, y aunque esta vez no comí mi buena pizza con su refresco, si que compramos entre las dos una considerable bolsa de chuches y chocolatinas variadas. Para más inri, luego, en la fiesta de inauguración que ofrecí en mi nuevo loft, nos pusimos finas a base de los deliciosos sandwichs mixtos y saladitos que con tan buen gusto habían preparado mi chef y mi mayordomo. Eso si, solo fue un día, y el lunes siguiente retomé la lechuga, la pechuga de pollo, los cereales integrales o los dos litros de agua de grifo (fría, eso sí, que tomarla caliente me da un poco de mal rollo, por mucho que la recomiende nuestra Lindsay Lohan).

Por el momento esto es lo que es cuento. ¡Seguimos en contacto chicas!

¡Juntas podemos! Os quiere, Susi.