Querida Any,
Hoy me he levantado de lo más optimista. ¡Creo que podemos conseguirlo! Para desayunar, me tomé un tapón del zumo morado del Caprabo, y estuve masticando un chicle sin azúcar hasta la hora de la comida. El almuerzo es un drama diario, porque como en el trabajo y me es difícil no elegir los macarrones, la pizza o la hamburguesa. Culpa de la cocinera no es, porque ella también hace un menú light para gordas como yo, pero yo en cuanto huelo la grasaza pierdo la fuerza de voluntad y acabo eligiendo lo que más engorda. Hoy he sido fuerte y he pedido la coliflor hervida y la ensalada de arroz. La coliflor estaba húmeda, fría y dura, como la polla del yeti. La ensalada de arroz tenía mal sabor, tenía trozos de pimiento crudo del viernes pasado...Así que entre una cosa y otra, lo que comí fue un yogur de piña "Compensa" de los que anuncia Paz Vega y robé dos manzanas para la merienda. A las siete y cuarto me comí la primera manzana, y la segunda me la comí a las diez cuando salí de la oficina, para ir mordiendo algo por el camino y no llegar a casa con esa ansiedad que me convierte en el demonio de Tasmania. Hoy he bebido un vaso y cuatro botellitas de agua, me he acordado de ti, querida amiga, y no me he propasado con la bebida. Para cenar, me he tomado una taza de zumo de naranja con cereales (unos de Pascual que saben a naranja y son supersanos) y una gelatina, también de naranja. ¡No será por vitamina C! Yo creo que a este paso, ser delgada y esbelta está más cerca de lo que pensaba...
Muchos besos sin calorías,
Mia
...que se vaya preparando Óscar Edu.
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